UN LUJO DE LA NATURALEZA

“Debemos ser humildes ante la naturaleza. Dejar que haga su trabajo,
cosechar sus frutos y rendirle el mejor de los homenajes: haciendo vinos de lujo”

FRANÇOIS MASSOC

Naturaleza viva

Chile es un terroir ubicado en el fin del mundo, con una naturaleza exultante, dibujada por los cordones cordilleranos de la Costa y de los Andes, por sus serpenteantes ríos y una brisa marina que refresca y despeina los viñedos. En sus distintos valles, mas especialmente en la precordillera del Cachapoal, los cepajes franceses han encontrado
una nueva casa, desarrollando una personalidad única, distintiva, que profundiza en el granito para esculpir vinos de clase mundial.

Trabajando al unísono

El equipo de Aristos, después de años de búsqueda y aprendizaje, ha seleccionado los mejores terroirs para la creación de sus vinos. La mágica conjunción entre los suelos graníticos meteorizados, aluvios y coluvios de sus terrazas precordilleranas y costeras, y microclimas con temperaturas moderadas mas generosa amplitud entre el día y la noche, ralentizan la maduración de las uvas para lograr un perfecto balance natural: vinos expresivos, maduros, pero con una profunda frescura. Las características únicas de sus terroirs, sumado a una viticultura sustentable, marcan las cosechas y entregan las pautas enológicas para honrar el origen de sus vinos.

“El terroir marca la personalidad y calidad
de los vinos. Solo tenemos que trabajar junto
a la naturaleza y reflejar de la mejor manera
posible ese sello que nos distingue,
que nos hace únicos”

FRANÇOIS MASSOC

Alturas precordilleranas

Los mejores Cabernet Sauvignon y Chardonnay nacen en plena precordillera del valle de Cachapoal, a más de mil metros de altura. En pequeños valles encajonados por las montañas, inmersos en un geométrico y latente paisaje, las raíces de las vides exploran los suelos de roca fragmentada en busca de agua, minerales y nutrientes. Es un espectáculo. El murmullo de los ríos, los cantos de su fauna silvestre y el tris-tras de las tijeras durante las temporadas de poda y cosecha, interpretan la música incidental y van marcando, con sus precisos acordes, los distintos momentos en el viñedo

El factor humano

“Me parece arrogante tratar de someter a la naturaleza. Creo profundamente en el terroir, pero no nos podemos olvidar del factor humano. Nosotros escogemos los cepajes, los plantamos y cultivamos para hacer vino, para darle placer y felicidad a los hombres y mujeres”, afirma François Massoc. Por eso siente un profundo respeto por los antiguos que plantaron las primeras viñas, por la gente que trabaja la tierra, por los que se preocupan día a día del bienestar de las vides. Por eso el equipo de Aristos realiza todas las labores a mano, con esfuerzo y atención por los detalles, para que los comensales disfruten este lujo de la naturaleza.