BARÓN D’A

“Barón es un ensamblaje tinto en base de Cabernet Sauvignon que brilla por sí mismo.
Es un vino acogedor, firme y elocuente, muy fácil de comprender y querer”

FRANÇOIS MASSOC

Factor sorpresa

Barón es un vino muy chileno, un hijo del sol sureño, que transmite, sin ambigüedades, el terroir y la idiosincrasia de una tradición vitivinícola. “Tiene un carácter más frutal y taninos más firmes que Duque. Puede ser más evidente, pero su acogida es sensacional”, explica François. Su columna vertebral es el Cabernet Sauvignon de la precordillera de Cachapoal, pero sus fanáticos pueden encontrarse con sorpresas. Dependiendo de las características de la temporada, varían las cepas que redondean el ensamblaje y aportan nuevas capas gustativas: Merlot, Malbec e incluso País. No es un vino circunspecto, sino el alma de la fiesta. Para disfrutar de una exquisita comida y conversación.

El aventurero

El Cabernet Sauvignon de Barón nace en las alturas de Cachapoal, a mil metros de altura, precisamente en dos parcelas con suelos coluviales y de río. La influencia del sol es más marcada. El vino es más voluptuoso, alegre y redondo. El resto de sus componentes, que puede provenir o no de otros terroirs, aporta distintas texturas y notas aromáticas, tejiendo capas que complementan los frutos negros del Cabernet Sauvignon: berries rojos, como frambuesas y frutillas, rosas y azahares, sobre un fondo gourmet que sabe a chocolate y pimienta. Es un tinto para enamorarse al primer sorbo, sin titubeos ni cavilaciones.

“Me gusta que la gente tome mis vinos y en ese sentido
Barón cumple todas mis expectativas.
Es un vino que me permite jugar más durante
su vinificación y sorprender siempre a los comensales”

FRANÇOIS MASSOC

El camino

Los distintos componentes de Barón se fermentan por separado para luego realizar una mezcla final que interpreta las características de la añada, pero siempre manteniendo incólume la identidad del vino. Después de 24 meses de guarda en barricas de roble francés, y otro tanto más en botella, el ensamblaje va construyéndose y adquiriendo su característico carácter multidimensional, donde el todo es más que las partes, donde los cepajes se unen para crear una melodía festiva, acogedora y placentera. “No hay que darle muchas vueltas. Solo dejarse llevar por la música y disfrutar el camino”, dice François.