El sello de la casa

François Massoc, fundador y director técnico de Aristos, es enólogo de la Universidad de Bourgogne y Master en Comercio Internacional de Vinos y Espirituosos de la escuelasuperior de comercio de Dijon. Forma parte de la que se considera una “generación dorada”, junto a figuras como Beyer de Alsacia, Courbet de Jura, Liger-Belair de Vosne-Romanée, Guigal del Ródano, Jobard de Meursault, Viennois de Chablis y Croix de Beaune. En 25 años de carrera, François ha conocido diversos oficios, incluido el de tonelero, y visitado una multiplicidad de terroirs y productores para ampliar sus perspectivas sobre el mundo del vino.

“La relación entre los productores de vino y los comensales es muy íntima. Es de mucha confianza. Por eso a veces soy duro con la gente que no se toma en serio la responsabilidad de hacer y vender vinos”

FRANÇOIS MASSOC

El trotamundos

Después de titularse en Bourgogne, François Massoc emprendió una verdadera procesión por terroirs inéditos: trabajó en la Abadía de Latroun, ubicada a 30 kilómetros de Jerusalem; en la paradisíaca isla de Porquerolles, en la costa de Hyêres; en Alsacia, Bolivia y Chile, en los valles de Casablanca y Cachapoal. Hasta que decidió radicarse definitivamente en Chile y descubar todos sus conocimientos y experiencias: crear vinos que son percibidos como franceses en Chile y chilenos en Francia. En otras palabras, vinos irrepetibles, finos y trascendentes, capaces de expresar lo mejor de ambos mundos.

El trotamundos

Después de titularse en Bourgogne, François Massoc emprendió una verdadera procesión por terroirs inéditos: trabajó en la Abadía de Latroun, ubicada a 30 kilómetros de Jerusalem; en la paradisíaca isla de Porquerolles, en la costa de Hyêres; en Alsacia, Bolivia y Chile, en los valles de Casablanca y Cachapoal. Hasta que decidió radicarse definitivamente en Chile y descubar todos sus conocimientos y experiencias: crear vinos que son percibidos como franceses en Chile y chilenos en Francia. En otras palabras, vinos irrepetibles, finos y trascendentes, capaces de expresar lo mejor de ambos mundos.

Proyecto de vida

En 2003, conoció a la arquitecta y paisajista Noëlle Gueneau de Mussy, quien trabajaba en Bordeaux. “A mí me encantó, pero estaba fuera de mis ligas. Ella es hermosa, culta, devota de su trabajo, y yo un tipo grande y rústico”, relata. Años más tarde se reencontraron en Chile y no volvieron a separarse. Nacieron Mathilde, Sophie y Hélène, y una bodega que se convirtió en un proyecto de vida. “Le arruiné su carrera en Francia. Por eso ahora Noëlle es dueña de todo”, bromea François. Junto a su esposa Noëlle, hoy controla y maneja el 100% del negocio y es responsable de toda la cadena de valor de Aristos, desde la viticultura hasta la comercialización de sus vinos.

Casa Propia

En su bodega en Quillón, restaurada por Nöelle, François cuenta con tecnología de punta y todos los juguetes para experimentar, vinificar distintos lotes de sus viñedos y elaborar vinos que expresen con fidelidad sus orígenes. Nada es al azar. El enólogo cuida cada detalle, incluso selecciona los bosques franceses para las duelas de sus barricas y el tostado ideal para complementar y realzar la tipicidad de su fruta. “Nos preocupamos, además, de que todo se haga en forma sustentable. Por ejemplo, utilizamos los riles para regar nuestro huerto y destilamos las borras para elaborar espirituosos. Tengo un profundo respeto por el entorno. No me aprovecho de mi tamaño”, ríe.

“En los últimos 7.000 años no ha habido grandes cambios en la manera de hacer de vinos. La diferencia es que hoy tenemos que hilar mucho más fino y marcar la diferencia”

FRANÇOIS MASSOC

Estilo Aristos

El estilo de François es “particulier”, como dicen en Francia. No le gustan las modas pasajeras ni las recetas. Apuesta por el trabajo a largo plazo, serio y metódico. Tampoco se deja tentar por el volumen. “Quiero que la gente beba y disfrute lo mejor de lo que somos capaces de hacer”, dice. Se siente un conservador, un purista, un mero intérprete de sus uvas. También se define como un tipo paciente. “El respeto por los tiempos del vino es esencial. No apuro los procesos para salir a vender antes. Mis vinos se demoran lo que tienen que demorarse. Solo salen de la bodega cuando considero que están listos, cuando están en su mejor momento”, explica.